Por fín, tenía ganas de que llegara éste momento. Vamos a hacer una
tarta, con las cremas que hemos ido viendo éstos días, pondremos en
práctica todo lo que hemos hecho hasta ahora.
Como siempre la
receta es para que la disfrutéis todos, pero la de hoy va dedicada a mi
gran amiga Pilar, por ser tan amable y el empeño que pone en ayudarme.
Gracias Pilar, y muchas felicidades.
Pero lo primero, el
bizcocho, si no, no hacemos nada. He elegido éste bizcocho en concreto,
porque es muy jugoso, dura varios días en perfecto estado y a la vez muy
resistente para cortarlo y rellenarlo, sin perder la compostura. Una
receta para tener siempre guardada. Permite múltiples usos sin
desmoronarse, ya sea por los rellenos y la cobertura, como si lo
queremos cubrir de fondant y ponerle peso. Lo que os digo, una
maravilla.
Necesitaremos:
- 4 huevos.
- 200 grs. de azúcar.
- 200 grs. de mantequilla.
- 250 grs. de harina.
- 1/2 sobre de levadura.
- 1 cucharadita de esencia de vainilla, o en su defecto azúcar
vainillado. Pero es lo que dará el sabor característico al bizcocho.
- 200 grs. de buttermilk.
Lo
primero que haré será explicar lo que es el buttermilk. En sus
orígenes, el Buttermilk era el suero que se obtenía cuando la
nata se batía y se convertía en mantequilla y realmente su traducción
debería ser suero de mantequilla. En la actualidad, es leche cultivada y
se obtiene añadiendo bacterias de ácido láctico a la leche desnatada o
semidesnatada y cultivándola/fermentándola para obtener un sabor
ligeramente ácido. Debido a su acidez, el suero de leche suele tener un
periodo largo de conservación. Además añade mucha jugosidad a los
productos horneados. Si no la podemos comprar, podemos hacerla de forma
casera. A 200 ml. de leche templada, le añadimos una cucharada de zumo
de limón, lo removemos bien, y lo dejamos reposar 15 min. No os
preocupéis, es completamente sano, incluso en algunos países lo utilizan
como bebida.
Lo primero que haremos será batir el azúcar con la
mantequilla hasta que blanquee, como hemos comentado en otras ocasiones,
hasta que estén perfectamente mezclados. Si usamos azúcar vainillado,
lo añadimos ahora. Mientras vamos precalentando el horno a 200 ºC.
Ahora
iremos añadiendo los huevos unos a uno. Primeros añadimos uno, batimos,
y hasta que no esté perfectamente integrado, no añadiremos el
siguiente. Y así con los 3 restantes.
Una
vez esté todo bien batido, añadiremos la harina, previamente tamizada
con la levadura. Este paso es importante, ya que al tamizarla, lo que
hacemos es airearla, lo que hará que el bizcocho quede más esponjoso.
Ahora, sin dejar de batir, iremos añadiendo la harina tamizada,
alternando con el buttermilk. Una parte de uno, una parte de otro, no
todo junto, para que la mezcla sea más homogénea.
Y ahora al final añadimos la esencia de vainilla.
Vamos
a preparar el molde en el que hornearemos el bizcocho. Lo primero que
haremos será untarlo de mantequilla, y después salpicarlo de harina,
volcamos el molde para que caiga el sobrante de harina. Esto lo hacemos
para que no se pegue el bizcocho al molde y podamos desmoldarlo bien.
Recordar que siempre hay que desmoldar en templado, sino el bizcocho se
pegará al molde y se romperá al desmoldarlo.
Introducimos el
molde en el horno y bajamos la temperatura a 175ºC, lo hacemos así,
porque al abrir el horno siempre se pierde calor, y si lo tenemos más
caliente, el calor que pierde al abrir es mínimo. En principio horneamos
con calor sólo por abajo, ya que se puede quemar por arriba
rápidamente. A partir de los 30 min. podemos poner calor también por
arriba si fuera necesario. Si veis que se tuesta por arriba le quitáis
otra vez el calor arriba, o lo tapáis con albal.
Hornearemos un
mínimo de 45 min. a partir de ahí vamos pinchando en el centro hasta que
salga limpio el pincho. Desmoldamos en templado y cuando esté frío
atacamos.
Yo
lo corté por la mitad, mezclé crema pastelera (receta aquí) con un poco de ganaché de chocolate (receta aquí) y
lo rellené. Luego podéis cubrir la superficie con el ganaché de
chocolate y decorar con la cheese cream (receta aquí). En mi caso lo cubrí con fondant
y lo decoré con la cheese cream. Ya hablaremos del fondant más
adelante. Pero todo es cuestión de imaginación.
Solo
espero que os guste la tarta, y si algun@ la hacéis, sería muy feliz si
me mandáis alguna foto que publicaríamos para verlas entre tod@s. Recordad, procurad ser felices y disfrutad de la cocina como yo lo hago.
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