sábado, 17 de enero de 2015

Muffin de bacon y cebolla a los 4 quesos relleno de huevo

 Un título  un poco largo pero que resume a la perfección el plato que vamos a cocinar. Hace algún tiempo hicimos unos mini muffins salados para cenar, que eran muy sencillos y se hacían muy rápido.
 Hoy vamos a hacer el hermano mayor, un muffin gigante, super delicioso, que en casa es un clásico, ya que a todo el mundo le gusta, tiene un sabor espectacular y es muy esponjoso. Lo mismo sirve para una comida informal con los amigos que como un primer plato de lujo, acompañado de una salsa holandesa. Y como va relleno de huevo, cada corte lleva uno en su interior, lo iréis entendiendo sobre la marcha.
 Una vez lo probéis, os aseguro que repetís y lo volvéis a hacer.
 Necesitaremos:
  - 300 grs. de harina.
  - 5 cucharadas de mantequilla.
  - 7 huevos (1 para la masa, el resto para relleno).
  - 250 ml. de leche.
  - 2 cucharaditas de levadura.
  - 1 cucharada de azúcar.
  - 250 grs. de bacon.
  - 1 cebolla grande.
  - 150 grs. de queso rallado (4 quesos).
  - 1 cucharadita de sal.


 Primero, como siempre, tamizamos la harina en un bol, al que añadiremos la sal y el azúcar. Precalentamos el horno a 180ºC.




 Ahora vamos a picar la cebolla en brunoisse muy pequeña ( cuadraditos muy pequeños), y la vamos a pochar en una sartén con un buen chorro de aceite.




 Mientras se pocha la cebolla a fuego medio, vamos picando el bacon, en mi caso, si lo compráis ya picado, añadirlo cuando la cebolla esté transparente.


 Dejaremos que el bacon se vaya haciendo tranquilamente en la sartén. Mientras vamos a ir mezclando el queso rallado con la harina, desmenuzándolo bien con las manos para que se integre del todo y no se apelotone.



 Una vez esté el bacon a nuestro gusto, bajamos el fuego y añadimos la mantequilla para que se derrita en la sartén. La dejaremos lo justo que se derrita y se mezcle con el conjunto.




 En el momento en que esté derretida, apagamos el fuego y lo volcamos en el bol de la harina. En un bol batimos 1 huevo y lo mezclamos con el vaso de leche, lo añadimos al bol removiendo muy bien para que se mezclen bien todos los ingredientes y nos quede una masa homogénea.








 Una vez tengamos la masa preparada, vamos a montar el molde.  En mi caso es de silicona, si no  es así hay que untarlo con un poco de mantequilla y salpicarlo de harina, para que no se pegue en el horno.
 Ahora añadimos una tercera parte de la masa al molde, lo justo para que cubra el fondo.


Con la cuchara de madera haremos 6 huecos en la masa en los que pondremos un huevo en cada uno. Ahora ya entendéis porque va relleno de huevo.


 Con cuidado añadiremos el resto de la masa para que no se muevan los huevos y queden cubiertos por igual con la masa.


 Una vez esté el molde preparado, lo  vamos a hornear durante 25 minutos a 180ºC. Pasado el tiempo lo pinchamos para comprobar el estado de cocción. Si el palillo sale limpio lo sacamos del horno, si por el contrariio todavía no está, lo dejaremos un poco más de tiempo, pero bajaremos la temperatura a 160ºC, así nos aseguramos que no se pase demasiado y nos quede jugoso.



 Lo desmoldaremos un vez que esté frío.



 Aproveché que me sobró un poco de masa y lo horneé en un molde de Papá Noel.
 Ya veis que es una receta diferente, con un resultado increíble y os aseguro que repetiréis. Desde luego a los niños les encanta, y que mejor que hecho en casa. De ahora en adelante formará parte de los platos inprescindibles, de los que hay que hacer de vez en cuando. Al servirlo, cada corte lleva un huevo en su interior y dependiendo de los comensales, pondremos más o menos huevos. Un plato muy completo y muy sabroso. Espero que os guste, de corazón

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