En ese caso hice tres lubinas, que el amable pescadero ya había limpiado previamente, asi que solo darles un agua para limpiarlas y quitar los posibles restos y escamas, y listas.
Lo primero que haremos será preparar una cama de patatas panaderas, cubiertas de rodajas de cebolla, las pulverizamos con aceite y las hornearemos por separado unos minutos, ya que el pescado necesita menos tiempo, y las patatas se quedarían crudas, al igual que la cebolla. Yo tengo siempre preparado un pulverizador con aceite y unos granos de pimienta rosa con unas hojas de laurel, así el aceite tienen un sabor diferente y más sabroso que confiere un toque diferente a los alimentos.
Hornearemos las patatas y la cebolla unos 10 min. a 180ºC.
Mientras vamos a ir preparando las lubinas, les haremos tres cortes en el lomo a lo ancho del pescado; cortaremos un limón a la mitad y haremos medias rodajas que introduciremos en los cortes que hemos hecho en el lomo del pescado, así queda muy bonito a la presentación y la carne tendrá un saborcito muy agradable.
Ahora, antes de hornear, vamos a confitar unos ajos con aceite que usaremos para hornear el pescado. Pelamos y cortamos muy fino tres dientes de ajo de los grandes y los ponemos, con dos hojas de laurel, con aceite en una sartén a fuego bajo. Lo que hará es ir confitandose, el aceite tendrá todo el sabor del ajo, antes de que empiece a cocinarse, porque lo que queremos es que el ajo se cocine con el pescado. Lo dejaremos así por lo menos 8-10 min. Lo podemos hacer mientras se cocinan las patatas. Lo tuve al 3 de potencia de 9.
Podeis observar como el aceite va cambiando de color y el ajo apenas se ha cocinado. Ya podemos rociar el pescado con el aceite y el ajo para hornearlo. Le añadimos un poquito de sal y lo pondremos en el horno a 175ºC . A los 8 minutos de horneado, le añadiremos un chorrito de vino blanco y dejaremos que siga horneando otros 8 minutos, para que reduzca el vino.
Con ese tiempo de horneado la carne quedará rosadita, conservando todo su sabor, y la patata y la cebolla asimilarán todo el sabor del aceite y el pescado, quedando en su punto.
Ya solo nos queda emplatar el pescado, presentándolo en una cama de patatas y cebolla, igual que lo hemos cocinado, regándolo con el jugo resultante de la cocción. Y para mejorarlo aun más, lo podemos servir acompañado de una deliciosa ensalada de tomate y lechuga, aliñada con una sabrosa vinagreta de mostaza dulce.
Ya veis, un plato sencillo, delicioso, nutritivo y muy rápido de hacer. No tenéis excusa para no cocinar pescado este fin de semana.
Que os aproveche.
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